Lo que antes dolía, lo que no me atrevía confrotar... lo que antes no podía, hoy si lo pude, y comprendí, e incluso me reí. Me rei de ellos, no de su bajeza, no de su simpleza, sino de su maldad, de no identificarme con ellos y no perecer en ese intento.
Me reí de mi, por dejarme caer, o incluso perder, en un espacio donde el paso átras, significa para mi, uno adelante.
Dolio. Pero liberó.