El tiempo llama, y me entrega un poco de angustia para despedirme. "Nos llamaron para hacer cosas grandes"-dice-. Pero en la simpleza -y dicha- de mi vida, no puedo hacer más que obviar ese mensaje.
No caminamos con destino, yo, mi sombra y mis caprichos, como para prestar oído a tales palabras. Por el contrario, nos inscribimos salvajes en la aventura de la incerteza y la pasión, y en la ligereza de la vida y del descubrimiento.
¿Que voy a hacer yo, inscribiendome en un destino? Con cierta ironía, me pregunto.